'Mirindas asesinas': el poder kitsch del cine español

           
    'Mirindas asesinas' es una excepción en el patrio mundo artístico casposo-hilarante-surrealista. 

    Si Pérez-Reverte dice que hay que leer a Valle-Inclán y Galdós para conocer las profundidades del extravagante ser hispano, hay que ver a Álex de la Iglesia para adentrarnos en el hilarante éter lisérgico de los fotogramas patrios.

    'Mirindas asesinas' es un clásico en un país donde los cortometrajes no son más que cintas breves que nadie ve y que solo sirven para rellenar certámenes más o menos creativos.

    En 1991, cuando se empezó a hablar del corto, lo fue por su atrevimiento y su brutalidad sin sentido, a lo 'Perros de paja' manchegos: muertos por doquier, no por celos, por robo u odio... asesinatos salvajes porque en el bar le querían cobrar la 'mirinda bien fría'.

    Después llegarían las obras maestras de De la Iglesia, siempre pobladas de frikis y seres peculiares, por no decir sonados, como los clásicos: 'Acción mutante' y 'El día de la bestia'

    Una bebida que tampoco sobrevivió al imperio de la coca-cola y los brebajes energéticos.