martes, 15 de septiembre de 2015

Bertín Osborne en 'Contacto con tacto': fauna salvaje a la caza del casquete



    Si hay un programa de medianoche kitsch por excelencia, superando incluso a los engendros del frikismo elaborados por Pepe Navarro y Sardá, ese es/fue 'Contacto con tacto' del inefable amiguete Bertín Osborne. Una cita a ciegas entre personas en celo máximo que lo que menos tenía era tacto.

 
   Emitido en 1992, si se hubiera topado con él un marciano en misión colonizadora en la Tierra, se habría largado como alma que lleva el diablo. "Estos terrícolas están locos", habría pensado. Pues no: solo somos frikis en grado sumo. Y eso no es poco ante la tremenda competencia que se da por estos lares.

    El programa, patrocinado por 'Blanca de Navarra', marca de licores de frutales diversos, superaría a cualquier friki del top ten: estaba por encima de Pozí cuando se lanzaba desde un trampolín a 20 metros de altura embutido en un traje de faralaes o a 'Fat' Falete incrustándose una falda de Zara talla 30.

    En más de una ocasión, viendo a Bertín repatingado-espatarrado en el sillón orejero, pensé que ya no quedarían para nunca jamás nuevas existencias de Blanca de Navarra, consumidas en el calentamiento previo al programa por su presentador.

    La verdad es que el cantante metido a presentador estaba enorme. En dos palabras: In-menso. Se equivocaba en los nombres, trastabillaba alguna frase, introducía el comentario picante en el momento justo... Vamos, que un crack que, además, disfrutaba de manejarse entre la fauna salvaje que asistía al plató de Tele 5.

    Se trataba de que un chico eligiera a una chica entre tres aspirantes. Los cuatro seres humanos (?) ya mostraban maneras de posibles concursantes de Gran Hermano, diez años antes de su existencia. La cabecera, surrealista y amenizada por 'Two hearts' de Phil Collins, ya invitaba al descojonamiento posterior.

    En cierta ocasión apareció uno con aspecto de aprendiz de macarra que se refirió a su ocupación como "clasificador de ambientes" (era un 'puertas' cualquiera). Bertín se descojonó y le largó: "O sea que tú eres el que dice: 'tú sí entras y tú no entras: así clasificas los ambientes". Y se quedó más ancho que largo descoyuntado en su interminable diván.

    PD: Fue la delicia de nuestras noches sardañolinas -después del inevitable vodka Ceremonial del Bar Alaska, junto al Riu Sec- esperando que Gurb volviera a aterrizar en Cerdanyola en forma de Marta Sánchez.

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